martes, 5 de noviembre de 2013

Ave de noviembre: Zorzal común

     Las  hojas  de los fresnos, robles o castaños van  tornándose a tonos amarillos, rojizos, y marrones  que durante  unas  semanas  tiñen  nuestros  montes y serranías. Es ésta época, el otoño, un continuo tránsito de  viajes de altos vuelos. Es el período en el que comienzan las migraciones de las aves invernantes. Grandes viajeros centroeuropeos como la Grulla común (Grus grus), el  Ánsar común (Anser anser) y la mayoría de anátidas y límicolas se dirigen hacia nuestra península con la meta de encontrar un lugar donde la temperatura y el alimento les permita superar las condiciones climáticas invernales con mayor facilidad. Entre estas aves invernales, encontramos también un buen número de especies de pequeños pájaros como  el  Petirrojo (Erithacus rubecula). Un grupo de mediano tamaño, que visitan nuestras tierras, es la familia de los túrdidos, algunas de las especies englobadas generalmente en los pueblos, con el nombre vulgar de  tordos.

Zorzal alirrojo. Foto: Gonzalo Criado.

     Dentro de esta familia, el protagonista de esta crónica, es el Zorzal común (Turdus  philomelos). Es un ave de mediano tamaño, que se distingue de otros zorzales, por el plumaje de la parte superior de color  marrón y por lucir un amplio moteado en la parte del pecho y en la parte ventral. Habitante habitual  invernal  de bosques, riberas y linderos, y como otros de sus parientes como el Mirlo común (Turdus merula), ha  experimentado, en estas últimas décadas, una colonización de parques y jardines urbanos, como consecuencia de tres factores claves que se dan en las ciudades. En primer lugar, el microclima que ofrece el entorno urbano hace que las aves puedan aguantar mejor las condiciones climáticas desfavorables, además encuentran una mayor cantidad y variedad de alimento en los jardines y parques de las ciudades, y por último, la baja población de depredadores que existen en estos refugios genera que las aves puedan descansar con mayor tranquilidad después de las largas singladuras que constituyen sus migraciones.

Zorzal común. Foto: Gonzalo Criado.

     A medida que transcurre el invierno, los zorzales se van agrupando coincidiendo en los grupos con sus  vecinos los zorzales charlos, alirrojos y reales. En los meses de diciembre, enero y febrero cuando aún las temperaturas son bajas, aprovecharán los recursos que les brindan guindas, cerezas, aceitunas o higos. Sin embargo, el alimento preferido del Zorzal común (Turdus philomelos) son los caracoles, cuyo caparazón rompe contra una piedra, o un tronco. A este lugar se le conoce con el nombre de rompedero. 

     El  zorzal común es principalmente conocido por dos características: La primera es el bellísimo canto que a partir de enero podemos oír con facilidad en nuestros bosques y parques. Si analizamos su nombre científico, Turdus philomelos, veremos que la palabra philomelos viene de philos (amante de) y melos (canto).

Zorzal común. Foto Gonzalo Criado.

     La segunda característica de este pájaro, y seguramente por la que más se le conozca, es por ser una de las especies de caza menor  favoritas de los cazadores. Y  si también algo es conocido es la forma con la que  se cazan estas aves. Como bien dice el refranero  popular,  “Al zorzal, aceite, agua  y sal”.  Una de las modalidades con la que se caza  a estas especies de zorzales, es la caza con liga o parany.  El parany, método de caza ilegal en la Unión Europea, pero que se sigue realizando en nuestros días en la Comunidad Valenciana, consiste en atraer  mediante reclamos sonoros a las aves hacia unos árboles destacados repletos de varillas con pegamento. Las aves se quedan pegadas a las varillas siendo imposible levantar el vuelo. Este pegamento, también llamado liga es una mezcla de aceite y otros componentes.

Zorzal común. Foto: Gonzalo Criado.

     Con esta crónica pretendemos, dar a conocer la especie, así como la problemática que tiene. No capturemos a estos pájaros, no perturbemos sus ciclos migratorios, y año tras año podremos disfrutar del  sonoro y bello canto del zorzal común en nuestros valles, montes  y parques. 


Texto y fotos: Gonzalo Criado.

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